Los odontopediatras se encargan de detectar precozmente las anomalías de la posición de los maxilares para derivar al paciente al ortodoncista y al cirujano maxilofacial, y así, poder modificar o frenar el crecimiento de estos huesos. Igualmente, el odontopediatra detecta los malos hábitos para reeducar al paciente, hace tratamientos restauradores en caso de la existencia de caries, o bien sellador, para prevenir futuras patologías, e informa sobre procedimientos de higiene oral para conseguir un crecimiento sano de la cavidad bucal.
Es importante hacerse una revisión odontológica a esta edad, para detectar cualquier alteración en el crecimiento de los maxilares, lo que impediría un desarrollo esquelético correcto y un buen recambio dental.
Los tratamientos que se hacen en este momento del crecimiento son los tratamientos llamados de primera fase, y tienen por objetivo solucionar las alteraciones esqueléticas aprovechando el crecimiento del paciente.
La primera visita al dentista infantil (odontopediatra) deberá realizarse cuando erupcione el primer diente de leche, o al año.
Cada 6 meses para revisar posibles caries y poder prevenir posibles enfermedades bucales.
La caries de primera infancia o ‘caries del biberón’ puede producirse desde el mismo instante en que aparecen los primero dientes en la boca del niño. Desde que salen ya es conveniente empezar la higiene bucal.
Si la lesión llega al nervio y estamos ante dientes temporales se realiza una pulpotomía o pulpectomia (tratamiento del nervio). Si la caries no afecta al tejido nervioso del diente, se obtura mediante composite (el empaste). Sólo se extra el diente cuando la infección obliga a su extracción porque se han destruido las raíces del diente y éste esta inviable.
Cualquier infección en el diente temporal que progrese por la raíz creará una bolsa de pues que afectará al diente permanente (malformaciones, manchas o lesiones secundarias). Es por ello, que es un gran error pensar que, puesto que algún día se le caerán los dientes de leche, no hay que preocuparse demasiado por su cuidado.